Masorange reduce el impacto del ERE en su plantilla
En un movimiento que ha tomado por sorpresa a muchos, Masorange ha decidido reducir el número de trabajadores afectados por su expediente de regulación de empleo (ERE). Inicialmente, el plan contemplaba la salida de 795 empleados, pero ahora se ha ajustado a 695, lo que representa una disminución del 12,6%. Esta decisión refleja un esfuerzo por parte de la compañía para mitigar el impacto social de una medida tan drástica.
Mejoras en las indemnizaciones y condiciones de prejubilación
Durante la última reunión de la mesa negociadora, se presentaron novedades que podrían suavizar el golpe que supone el ERE para los trabajadores. Masorange ha mejorado las indemnizaciones, ofreciendo 33 días por cada año trabajado, con un tope de 24 mensualidades. Para los empleados mayores de 62 años, la indemnización se reduce a 20 días, con un máximo de 12 mensualidades. Esta revisión es un paso significativo hacia la negociación y busca ofrecer un alivio a quienes se verán obligados a dejar la empresa.
Plan de recolocación para los afectados
Además de las indemnizaciones, Masorange ha anunciado un plan de recolocación que busca brindar oportunidades a los 695 trabajadores que se verán afectados por el ERE. Este plan, gestionado por la empresa Right Management de Manpower, no contará con un límite temporal, lo que significa que los empleados tendrán tiempo suficiente para encontrar nuevas oportunidades laborales. Es un intento de la compañía de asumir su responsabilidad social y evitar que sus ex-empleados queden en una situación de vulnerabilidad.
El proceso de negociación continúa
A pesar de las mejoras en las condiciones, el proceso de negociación aún no ha concluido. Se ha programado una nueva reunión para el próximo 15 de octubre, que coincide con una huelga de media jornada convocada por varios sindicatos. Este encuentro será crucial para determinar el futuro de los trabajadores y la posibilidad de llegar a un acuerdo definitivo.
Desafíos en el tiempo de adscripción al ERE
Uno de los puntos de fricción en las negociaciones ha sido el plazo de adscripción propuesto por Masorange, que ha fijado en solo 10 días. Los sindicatos consideran que este tiempo es insuficiente para que los trabajadores puedan tomar decisiones informadas sobre su futuro. La presión por parte de los representantes sindicales es evidente, ya que buscan garantizar que sus afiliados tengan todas las opciones posibles antes de dar un paso tan importante.