Las eléctricas piden aumentar en más de 4.000 millones la retribución a las redes

Las eléctricas piden un aumento en la retribución para el transporte y distribución de electricidad

En el horizonte del sector eléctrico español, se dibuja una necesidad imperante: las empresas del sector reclaman un incremento de más de 4.000 millones de euros en la retribución para sus actividades de transporte y distribución de electricidad para el periodo regulatorio 2026-2031. Esto es más que un simple deseo; es un llamado a la acción para garantizar que se realicen las inversiones necesarias que aseguren un suministro eficiente y sostenible de energía.

El impacto de la tasa de retribución financiera

La retribución financiera es un tema candente en las discusiones del sector. Las eléctricas sostienen que un aumento de dos puntos porcentuales en la tasa vigente es fundamental para cubrir la creciente demanda de electricidad. Cada variación del 1% en esta tasa podría traducirse en un impacto económico significativo: alrededor de 335 millones de euros. Imagina lo que podría significar un incremento de dos puntos en seis años: eso podría representar un respiro financiero para las empresas, pero también un coste que se reflejaría en los peajes que pagan los consumidores.

Actualmente, la tasa de rentabilidad se sitúa en un 5,58%, pero el sector considera que una tasa de alrededor del 7,5% sería adecuada para mantener los niveles de inversión que se requieren. La pregunta es: ¿estamos dispuestos a sacrificar un poco de nuestro bolsillo por un suministro eléctrico más robusto y confiable?

Inversiones necesarias para el futuro

Las proyecciones son claras: el sector eléctrico estima que se necesitarán inversiones de aproximadamente 3.000 millones de euros anuales en redes eléctricas durante la próxima década, lo que suma un total de 30.000 millones de euros. En la actualidad, la cifra se sitúa en unos 1.800 millones por año, lo que indica que se requiere un esfuerzo adicional de 1.200 millones anuales para alcanzar estos objetivos. ¿Y todo esto para qué? Para garantizar que la infraestructura eléctrica pueda soportar un aumento proyectado de 50 gigavatios (GW) en capacidad para 2035, así como un incremento de la demanda de 200 teravatios hora (TWh).

La posibilidad de reducir el recibo de la luz

Es curioso pensar que, a pesar de la necesidad de incrementar las tarifas, el sector eléctrico argumenta que esto podría traducirse en una reducción del recibo de la luz para los consumidores. Con un aumento en la inversión y la demanda, se estima que el coste adicional para la tarifa podría ser de 1.300 millones de euros anuales, frente a ingresos de 2.300 millones. Esto podría resultar en un efecto neto positivo de 1.000 millones de euros anuales para los clientes. Una reducción del 2% en la tarifa media final podría ser una opción viable. La pregunta es: ¿seríamos capaces de ver el beneficio a largo plazo mientras navegamos por el aumento inmediato en las tarifas?

La lucha contra la especulación en el acceso a redes

El sector también se enfrenta a otro desafío: la especulación en los puntos de acceso y conexión a las redes. En 2023, se recibieron solicitudes de acceso por más de 30 GW, un número que ha crecido exponencialmente en comparación con años anteriores. Esto plantea la necesidad de que el Gobierno implemente medidas efectivas para evitar una burbuja similar a la que se ha observado en el pasado. ¿Es posible que la voracidad por obtener conexiones a la red afecte a la estabilidad del sistema eléctrico en general?

Adaptaciones necesarias en la planificación de redes

La planificación de las redes eléctricas también necesita una revisión urgente. Los expertos del sector sugieren que se lleve a cabo una consulta pública que identifique las necesidades futuras de las redes de distribución para un periodo de 5 a 10 años. Esto no solo ayudaría a anticipar las necesidades de electrificación en sectores clave, como la movilidad eléctrica y la producción industrial, sino que también aseguraría que las inversiones se realicen de manera efectiva y alineadas con la demanda futura. ¿Estamos dispuestos a hacer los cambios necesarios para garantizar un suministro eléctrico adaptado a las exigencias del mañana?

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