Sindicatos estiman el seguimiento de la huelga en Iberdrola entre el 70-80% y la empresa en el 20%

La huelga en Iberdrola: un hito histórico

Este viernes, Iberdrola vivió una jornada de huelga que marca un antes y un después en la historia de la compañía. Con la participación de más de 9.000 empleados, la convocatoria fue respaldada por sindicatos como UGT FICA, CCOO de Industria y ELA, quienes denunciaron el estancamiento en la negociación del IX Convenio Colectivo. Este evento no solo refleja la creciente tensión entre la dirección de la empresa y sus trabajadores, sino que también evidencia la necesidad urgente de abordar el poder adquisitivo de la plantilla.

Un seguimiento masivo entre los empleados

Según estimaciones de UGT FICA, el seguimiento de la huelga fue notable, con cifras que oscilaron entre el 70% y el 80% en diferentes centros de trabajo. Sin embargo, la empresa contrastó esta cifra, alegando que solo un 20% de los empleados se unió a la movilización. Este tipo de discrepancias entre lo que dicen los sindicatos y lo que sostiene la empresa no son nuevas. Pero, ¿acaso no es un claro indicativo de la desconfianza que puede existir entre ambas partes?

El trasfondo de la protesta

Los motivos que impulsaron a los trabajadores a salir a las calles son claros. Los sindicatos han expresado su descontento por la negativa de la empresa a garantizar el poder adquisitivo de la plantilla, a pesar de los millonarios beneficios reportados por Iberdrola. En un contexto donde el costo de vida sigue aumentando, la situación se vuelve insostenible. La plantilla ha visto cómo, en los últimos cuatro años, sus salarios apenas han crecido un 2.8%, mientras que el IPC ha ascendido un 18.10%. ¿Cómo es posible que la dirección de Iberdrola ignore esta realidad?

Negociaciones estancadas y propuestas rechazadas

Los sindicatos argumentan que la actitud de la dirección de Iberdrola ha sido de total desinterés en abordar las preocupaciones de sus trabajadores. La propuesta de incrementos salariales basada en «parámetros empresariales» como la consecución de objetivos no solo resulta insuficiente, sino que también incrementa la sensación de inseguridad laboral. Los trabajadores anhelan un acuerdo que respete el IPC real y garantice su poder adquisitivo, pero la empresa ha mostrado una clara resistencia a cualquier propuesta que se alinee con los acuerdos interconfederales previos.

La voz de los trabajadores: un clamor por justicia

La huelga en Iberdrola no es simplemente una protesta más; es la voz de miles de trabajadores que exigen justicia y reconocimiento. En un clima donde las utilidades de la empresa son elevadas, la plantilla se siente atrapada en un ciclo de pérdida de poder adquisitivo. La falta de voluntad negociadora por parte de la dirección ha llevado a esta situación crítica, donde los empleados se ven obligados a tomar medidas drásticas para ser escuchados. Al final del día, todos merecen ser valorados y tratados con equidad, especialmente aquellos que contribuyen al éxito de la empresa.

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