Imaz (Repsol) urge a Europa a un «giro radical» en política energética y priorizar tecnología

Urgencia en la transformación energética de Europa

En un contexto donde la sostenibilidad y la competitividad son más importantes que nunca, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha lanzado un mensaje claro: es hora de actuar con urgencia. En la reciente jornada sobre la transformación industrial hacia el Net Zero, Imaz enfatizó la necesidad de un «giro radical» en la política energética del continente. Pero, ¿qué significa realmente esto para la industria y la economía europea?

Cambio de enfoque: de la ideología a la tecnología

Imaz argumenta que la política energética europea ha estado demasiado centrada en la descarbonización, descuidando aspectos cruciales como la seguridad del suministro y la competitividad. ¿No debería ser la seguridad energética una prioridad? Al medir la huella de CO2 de cada producto que llega a Europa, desde vehículos hasta materiales como el acero y el papel, se podría establecer un criterio más justo y realista. Este enfoque permitiría no solo reducir las emisiones de CO2, sino también fortalecer la competitividad de la industria europea.

La importancia de la neutralidad tecnológica

Una de las críticas más contundentes de Imaz es el abandono del principio de neutralidad tecnológica. ¿Por qué arriesgarse a elegir ganadores en un campo donde la innovación es constante y las tecnologías emergen a un ritmo acelerado? La historia nos ha enseñado que las predicciones tecnológicas son difíciles de hacer. Por ejemplo, hace 25 años, nadie podría haber anticipado la revolución de los smartphones. Apostar por una diversidad de tecnologías podría ser la clave para asegurar un futuro energético más robusto y adaptable.

El impacto en la industria y el empleo

El futuro de la industria europea también está en juego. Imaz subraya que es crucial invertir en todos los sectores industriales para alcanzar una autonomía estratégica y garantizar la seguridad del suministro. Este enfoque no solo fortalecería la economía, sino que también podría traducirse en empleos bien remunerados. Imaginemos una sociedad donde los salarios promedian entre 3.000 y 4.000 euros. ¿No sería un objetivo deseable? Un modelo industrial sólido podría brindar a la sociedad un mayor bienestar y calidad de vida.

La receta para el trilema energético

Para lograr el equilibrio entre autonomía estratégica, seguridad en el suministro y reducción de emisiones de CO2, Imaz propone un enfoque basado en la tecnología. Esta es, según él, «la única receta» para enfrentar los retos actuales. La clave está en permitir que la innovación y la tecnología guíen el camino hacia un futuro sostenible, en lugar de dejarse llevar por ideologías que pueden limitar nuestro potencial. ¿Estamos preparados para este desafío?

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