El impacto de la DANA en el sector de seguros
Recientemente, hemos sido testigos de cómo la DANA ha dejado una huella imborrable en la infraestructura y los vehículos de varias regiones. Según el director general de Seguros y Pensiones, José Antonio Fernández Pinto, se han reportado alrededor de 15,000 vehículos afectados, de los cuales un asombroso 85% se clasifica como «siniestro total». Esto no es solo un número; representa la vida de miles de personas que han visto su patrimonio comprometido por la furia de la naturaleza.
Un aumento en las solicitudes de siniestros
En un contexto donde las emergencias naturales parecen ser cada vez más frecuentes, la respuesta del Consorcio de Compensación de Seguros ha sido rápida y eficaz. En los días posteriores a la DANA, se recibía una solicitud cada seis segundos. Para poner esto en perspectiva, hoy las solicitudes han superado en 3.5 veces las de la DANA de 2019 y nueve veces las generadas por el terremoto de Lorca. ¡Una situación realmente alarmante!
¿Y qué hay de las cifras? En comparación con el pasado, la siniestralidad por inundaciones ha alcanzado niveles nunca antes vistos. La estimación de pérdidas asciende a 3,500 millones de euros, mientras que las solicitudes de siniestro se acercan a las 200,000. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cómo se gestionará todo este volumen de reclamaciones?
Recursos y reservas del Consorcio
Fernández Pinto ha compartido que la reserva del Consorcio se sitúa en torno a 10,300 millones de euros. Sin embargo, tras restar los 3,500 millones estimados por la DANA, la reserva seguiría siendo superior al 100% del capital de solvencia obligatorio. Esto es fundamental, ya que el Consorcio depende de los ingresos provenientes de las primas y recargos que se aplican a las pólizas de seguro en España. ¿Significa esto que necesitamos preocuparnos por un incremento en los recargos?
El presidente del Consorcio ha dejado claro que, con las cifras actuales, no está sobre la mesa la posibilidad de aumentar estos recargos. Esto nos da un respiro, ya que sabemos que el objetivo de estos recargos no es solo cubrir riesgos inmediatos, sino crear un patrimonio que pueda hacer frente a eventualidades futuras. Es como tener un colchón financiero, que aunque se vea afectado por circunstancias extraordinarias, seguirá ofreciendo protección a los asegurados.