Talgo enfrenta un año complicado: pérdidas y sanciones en el horizonte
En un giro inesperado, Talgo ha cerrado el año 2024 con unas pérdidas de 107,9 millones de euros. ¿Qué ha llevado a la compañía a esta situación tan complicada? La respuesta se encuentra en una sanción impuesta por Renfe, que asciende a 116 millones de euros, consecuencia del retraso en la entrega de trenes. Este contratiempo ha marcado un antes y un después en las cuentas de la empresa.
Impacto financiero y proyecciones futuras
Sin considerar la sanción, el resultado neto de Talgo habría sido de 8,8 millones de euros, lo que aún representa una caída del 28% en comparación con el año anterior. Pero hay más: el resultado bruto de explotación, conocido como Ebitda, se ha visto gravemente afectado, cayendo a -46,7 millones de euros. Sin embargo, si excluimos la provisión de la sanción, el Ebitda sería de 69,9 millones, un 8,6% inferior al de 2023. Estos números, aunque alarmantes, no son el final de la historia.
Cartera de pedidos y oportunidades de crecimiento
A pesar de las pérdidas, Talgo ha alcanzado un récord en ingresos, con 669,2 millones de euros, un 2,5% más que el año anterior. Esto se debe a un incremento en la actividad industrial y a un robusto calendario de proyectos. La compañía cuenta actualmente con una cartera de pedidos que asciende a 4.173 millones de euros, donde más del 80% corresponde a proyectos internacionales. Esto sugiere que, aunque el presente sea complicado, el futuro podría ser más prometedor, siempre que logren navegar estos desafíos.
Perspectivas para 2025: optimismo moderado
De cara al próximo año, Talgo proyecta un margen Ebitda del 11%, un ligero aumento respecto al 10,5% actual. Además, la compañía planea invertir 55 millones de euros en capex, lo que incluye una parte significativa destinada a investigación y desarrollo. Esto se traduce en un intento por mantenerse relevante y competitivo en un mercado en constante evolución.
Deuda financiera y gestión de riesgos
La gestión de la deuda también será clave para Talgo en 2025. La empresa espera mantener su deuda financiera neta en cuatro veces el Ebitda del año, alineándose con las necesidades de caja de sus proyectos. Al cerrar 2024, la deuda se situó en 403,9 millones de euros, lo que plantea interrogantes sobre cómo afectará esto a su capacidad de inversión y crecimiento.
Retribución de directivos: un tema polémico
En medio de esta tormenta financiera, las retribuciones de los directivos han sido objeto de atención. Carlos de Palacio, presidente de Talgo, recibió 477.000 euros, un 30% menos que en 2023, debido a la ausencia de una retribución variable. Sin embargo, su sueldo base aumentó un 11%. Por otro lado, el consejero delegado, Gonzalo Urquijo, cobró 556.000 euros, un 44% menos que el año anterior, también por no recibir retribución variable. Esta situación ha generado debates sobre la equidad en las compensaciones, especialmente en un año de pérdidas significativas.
Proyectos ambiciosos en el horizonte
A pesar de los desafíos, Talgo no se detiene. La compañía está explorando oportunidades comerciales por un valor total de 5.000 millones de euros para el período 2024-2026. Además, están considerando la posibilidad de participar en proyectos que superan los 20.000 millones de euros. Esto refleja una ambición de crecimiento que podría ofrecer un respiro en medio de la adversidad.
Una mirada hacia el futuro
La situación actual de Talgo es un claro recordatorio de que, en el mundo de los negocios, los altibajos son parte del juego. La empresa se reserva el derecho de acudir a los tribunales para revertir la sanción impuesta por Renfe, argumentando que el retraso no fue responsabilidad suya. Esto plantea preguntas sobre cómo se manejarán las relaciones con los proveedores y cómo se protegerán los intereses de los accionistas en el futuro.
Conclusiones provisionales
Mientras Talgo navega por estas aguas turbulentas, la atención se centrará en cómo manejará sus pérdidas, su deuda y sus ambiciones de crecimiento. En un entorno empresarial donde la resiliencia es clave, la capacidad de la compañía para adaptarse y evolucionar será crucial para su éxito a largo plazo.