El tratado de mercosur y su impacto en la agricultura aragonesa
En los últimos meses, el tratado de mercosur ha suscitado un intenso debate en el ámbito agrícola y ganadero europeo, y Aragón no es la excepción. Desde ASAJA Aragón, se ha calificado este acuerdo como un «agravio» para el sector, que ya enfrenta desafíos significativos. Pero, ¿qué implica realmente este tratado para nuestros agricultores y ganaderos?
Un acuerdo desequilibrado que pone en jaque a la agricultura familiar
La preocupación principal radica en que el tratado favorece desproporcionadamente a grandes industrias, en detrimento de los modelos de explotación familiar que predominan en nuestra región. Imaginemos a un pequeño agricultor aragonés, que trabaja la tierra con dedicación y esfuerzo. Ahora, súbitamente, se enfrenta a la competencia de grandes conglomerados de mercosur que producen a bajo costo y en condiciones muy diferentes. ¿Cómo puede competir una explotación familiar con esa balanza tan inclinada?
Los sectores más afectados incluyen la carne de vacuno, las aves de corral y el arroz, todos ellos fundamentales para la economía local. ASAJA Aragón ha destacado que este tratado sería «la gota que podría colmar el vaso» para muchas explotaciones familiares. La realidad es que muchas de estas pequeñas empresas no tienen la capacidad de resistir la presión del mercado frente a productos importados de menor calidad y a precios más bajos. Es como si un maratón se corriera entre un atleta olímpico y un aficionado; las probabilidades están claramente en su contra.
Las consecuencias de un acuerdo que ignora la calidad
Uno de los puntos más críticos que se ha planteado es la diferencia en las normas de producción entre la Unión Europea y los países del mercosur. Mientras que en Europa se exige un estándar de trazabilidad y seguridad alimentaria que protege tanto al consumidor como al productor, los estándares en mercosur son menos rigurosos. Esto plantea un dilema: ¿los consumidores europeos están dispuestos a sacrificar la calidad por el precio? La llegada de productos de baja calidad podría, a la larga, poner en riesgo nuestra salud y seguridad alimentaria.
El futuro del campo aragonés en juego
El secretario general de ASAJA Aragón ha expresado su descontento, afirmando que se siente «traicionado» por la Comisión Europea. Este sentimiento de traición se traduce en una profunda desconfianza hacia un acuerdo que, según argumentan, prioriza los intereses de la industria automovilística alemana sobre la agricultura y ganadería europea. Es una lucha de David contra Goliat, donde el pequeño agricultor se siente desprotegido en un mercado que parece estar diseñado para favorecer a unos pocos.
Con la llegada de productos a bajo costo, el riesgo de saturación del mercado es inminente. Esto no solo afecta a los agricultores, sino que también repercute en los consumidores, quienes podrían enfrentarse a un colapso de sectores ya vulnerables. La pregunta que surge es: ¿realmente queremos un sistema en el que el precio prevalezca sobre la calidad y la sostenibilidad? La respuesta a esta pregunta podría definir el futuro de nuestra agricultura familiar y, por ende, la riqueza cultural y económica de nuestra región.