IEE prevé un crecimiento del PIB del 3% en 2024 y 2,1% en 2025, con inversión «limitada»

Perspectivas del empleo en 2024: ¿una desaceleración inevitable?

Nos encontramos ante un panorama laboral que, aunque todavía muestra signos de crecimiento, empieza a dar señales de desaceleración. Según el Instituto de Estudios Económicos (IEE), se prevé que el empleo en España crezca un modesto 1,7% el próximo año, en comparación con el 2,2% que se había proyectado para 2024. Esto marca un cambio significativo, ya que podría ser el crecimiento más bajo que hemos visto en los últimos cinco años. ¿Qué significa esto para los trabajadores y empresas?

Factores que afectan la creación de empleo

La realidad es que la creación de empleo está siendo afectada por varios factores. Uno de los más destacados son los crecientes costes laborales en un contexto de estancamiento de la productividad. Imaginemos que cada vez que una empresa quiere contratar a alguien, los costes son como un peso extra que lleva en su mochila. Si la productividad no aumenta, esa carga se vuelve difícil de soportar. A medida que los costes laborales unitarios se sitúan un 22,2% por encima de los niveles de 2019, las empresas se ven obligadas a evaluar más cuidadosamente cada decisión de contratación.

Inversión privada: un punto crítico

Además, la inversión privada se ha mantenido en niveles muy limitados, lo que frena la expansión del empleo. Aunque las exportaciones de servicios y el consumo están en una trayectoria positiva, la inversión no logra seguir el ritmo. Como si estuviéramos tratando de correr una maratón, pero con un peso adicional en nuestros zapatos. La inversión pública está siendo más dinámica gracias a los fondos Next Generation EU, pero esto no es suficiente para compensar la caída de la inversión privada, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del crecimiento del empleo en el futuro.

El crecimiento del PIB y sus implicaciones

El IEE estima que el Producto Interior Bruto (PIB) español crecerá alrededor del 3% este año, pero para 2025 se espera una desaceleración al 2,1%. Esta reducción se debe a la disminución de los factores que han impulsado la actividad económica y del empleo en 2024. ¿Cómo afecta esto a nuestra economía cotidiana? La respuesta es sencilla: un crecimiento más lento del PIB puede hacer que las empresas sean más cautelosas en sus decisiones de inversión, lo que a su vez afecta el empleo y el consumo.

Inflación y déficit: un cóctel preocupante

En este contexto, la inflación también juega un papel crucial. Para 2024, se espera que la inflación se sitúe en un promedio del 2,8%, con una posible moderación a 2,1% en 2025. Sin embargo, esta senda de moderación puede verse amenazada por factores como los precios energéticos y los incrementos salariales que podrían trasladarse a los precios finales. Esto genera un ambiente de incertidumbre que puede desincentivar la inversión y, en consecuencia, afectar el mercado laboral.

Déficit público y presión fiscal

Por otro lado, el IEE prevé que el déficit público se sitúe en un 3,3% este año, superando las estimaciones del Gobierno. Este aumento en el déficit puede llevar a una mayor presión fiscal en el futuro. Así como un barco que se hunde, las empresas podrían verse obligadas a ajustar sus estructuras para sobrevivir, lo que podría traducirse en recortes de empleo. La incertidumbre política y los cambios regulatorios son amenazas que deben ser monitoreadas de cerca, ya que pueden alterar el ciclo de actividad y empleo que hemos vivido en años anteriores.

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