Airbnb critica a Consumo por «metodología indiscriminada» y recurrirá resoluciones del TSJM

Airbnb en el punto de mira: el conflicto con el Ministerio de derechos sociales

Recientemente, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 ha exigido a Airbnb la retirada de nada menos que 65.935 anuncios de pisos turísticos. ¿Por qué esta medida tan drástica? La controversia radica en la metodología utilizada por el ministerio para identificar estos anuncios, que la compañía ha calificado de «indiscriminada». La situación ha generado un gran revuelo y ha llevado a la plataforma a anunciar su intención de recurrir todas las decisiones relacionadas con este caso.

La defensa de Airbnb y sus argumentos legales

Airbnb no se queda callada. La empresa argumenta que el Ministerio no tiene la competencia para hacer cumplir las regulaciones sobre alojamientos turísticos y que el listado de anuncios incluye propiedades que, según su criterio, no deberían ser eliminadas. En este sentido, un portavoz de la compañía ha señalado que muchos de estos anuncios cuentan con las licencias necesarias y que no todos requieren un número de registro, tal y como ha dictaminado el Tribunal Supremo español en resoluciones anteriores.

En el contexto europeo, la situación se complica aún más. En diciembre de 2019, el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea determinó que Airbnb debe ser considerada como un servicio de la sociedad de la información, lo que implica que no tiene las mismas obligaciones que un agente inmobiliario. Esta posición se refuerza con la sentencia clave del Tribunal Supremo español de enero de 2022, que establece que la responsabilidad de la información de los anuncios recae en el prestador del servicio turístico final, no en la plataforma de anuncio.

¿Por qué se consideran ilegales los anuncios en Airbnb?

Desde la Dirección General de Consumo han expuesto tres razones principales que justifican la ilegalidad de los anuncios detectados en Airbnb. En primer lugar, muchos anuncios no incluyen el número de licencia o registro, un requisito obligatorio en varias normativas autonómicas. En segundo lugar, se presenta la falta de claridad sobre la naturaleza jurídica de los arrendadores, lo que plantea interrogantes sobre la protección de los consumidores. Y, por último, se ha detectado que algunos anuncios incorporan números de licencia que no corresponden a los expedidos por las autoridades, lo que podría inducir a engaño a los futuros inquilinos.

El rol de Airbnb en la regulación de alojamientos turísticos

A pesar de las acusaciones en su contra, Airbnb se defiende afirmando que siempre recuerda a sus anfitriones la importancia de cumplir con las leyes locales antes de publicar sus propiedades en la plataforma. Además, la compañía ha tomado medidas para abordar la oferta ilegal, destacando sus colaboraciones con gobiernos regionales y la implementación de iniciativas para reforzar la confianza en su servicio. Desde líneas telefónicas para denuncias hasta portales para gestionar peticiones de autoridades, Airbnb se esfuerza por presentarse como un aliado en la lucha por un turismo sostenible.

En el trasfondo de esta disputa, es evidente que tanto Airbnb como el Ministerio tienen posturas firmes sobre la regulación del sector. La cuestión es: ¿quién tiene la última palabra en la compleja relación entre plataformas digitales y regulaciones gubernamentales? Este enfrentamiento no solo afecta a las empresas involucradas, sino que también tiene implicaciones significativas para los consumidores y el mercado del turismo en general.

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