La desaceleración económica global: un panorama preocupante
En el horizonte económico, se vislumbra una sombra que podría oscurecer el crecimiento mundial. Según las proyecciones más recientes, el Producto Interno Bruto (PIB) global se espera que crezca solo un 2,3% en 2025, una notable disminución en comparación con el 2,8% registrado en 2024. Este cambio no solo refleja una tendencia a la baja, sino que también sugiere una posible fase recesiva que podría tener repercusiones significativas en el ámbito económico. ¿Qué está detrás de este frenazo? La respuesta radica en la creciente incertidumbre política y económica, exacerbada por tensiones comerciales y conflictos geopolíticos.
Impacto de la incertidumbre en la economía global
La incertidumbre, ese fenómeno que a menudo se siente como una nube oscura sobre nuestras decisiones económicas, está en niveles históricos. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) ha señalado que este ambiente incierto ha llevado a las empresas a replantearse sus inversiones y contrataciones, lo que a su vez frena la actividad económica. ¿Te imaginas tener que decidir entre invertir en tu negocio o esperar a que las aguas se calmen? Esto es exactamente lo que están sintiendo muchas empresas en todo el mundo.
Las rondas de medidas comerciales restrictivas, junto con la confrontación geoeconómica, están generando interrupciones en las cadenas de producción y en el flujo de comercio internacional. Este escenario no solo afecta a las grandes economías, sino que también deja a los países en desarrollo en una posición vulnerable, expuestos a la volatilidad de los mercados financieros globales.
Estados Unidos y la eurozona: perspectivas desalentadoras
En Estados Unidos, la situación es especialmente alarmante. Las proyecciones del crecimiento del PIB han sido drásticamente recortadas, pasando de un optimista 2,8% en 2024 a un sombrío 1% en 2025. La esperanza inicial de un crecimiento robusto se ha visto ensombrecida por cambios abruptos en políticas comerciales y migratorias. ¿Acaso no es irónico que, a pesar de la promesa de una economía en expansión, el temor a una recesión esté creciendo cada día más?
Por otro lado, en la eurozona, se anticipa un crecimiento del PIB de solo 0,8% para este año, lo que refleja un estancamiento en comparación con el año anterior. Aunque la normalización de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) podría ofrecer un respiro, se prevé que la demanda interna no repunte. A pesar de la esperanza que genera el aumento del gasto público en Alemania, las perspectivas siguen siendo inciertas.
Riesgos en el horizonte financiero
Unctad también ha señalado que, aunque el reciente auge financiero ha beneficiado a las empresas tecnológicas en economías avanzadas, las compañías de países en desarrollo enfrentan grandes dificultades para atraer capital. La situación se complica aún más con la especulación a corto plazo, que solo añade riesgos a la estabilidad financiera global. ¿Es este el precio que debemos pagar por el crecimiento?
La escalada de aranceles podría, en teoría, incrementar los ingresos de muchos países, pero este beneficio también podría venir acompañado de un freno en la actividad económica global y en los ingresos públicos. Es como intentar llenar un vaso con agua mientras lo estás inclinando: por más que intentes acumular, siempre habrá un goteo que te impide alcanzar el objetivo.