La nueva medida de exportación de ovino: un golpe a la competitividad del sector
La reciente decisión del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de autorizar la exportación de ovino vivo a Argelia ha generado una ola de reacciones en el sector cárnico español. Desde la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice), se ha manifestado una clara preocupación, afirmando que esta medida impacta «directamente a la competitividad» del sector y, por ende, a la proyección internacional de la Marca España. Pero, ¿cuáles son las implicaciones reales de esta decisión?
El contexto del mercado ovino en España
En los últimos años, la cabaña ovina en España ha experimentado un notable descenso, lo que ha llevado a una disminución en la oferta de animales. Este fenómeno no solo ha tensado las cotizaciones de los ovinos para sacrificio, sino que también ha llevado a que los precios alcancen niveles históricos. A medida que la demanda se mantiene constante, la reducción en la oferta ha creado un escenario complicado para los productores nacionales.
La situación se agrava con un nuevo actor en el escenario: Argelia. Este país se ha convertido en un mercado estratégico para la exportación de carne y despojos españoles, tanto de vacuno como de ovino. Sin embargo, la autorización de exportaciones de animales vivos plantea riesgos significativos. ¿Estamos realmente dispuestos a sacrificar nuestra cadena de valor ganadero-cárnica en favor de un comercio especulativo que podría desestabilizar el sector?
Las consecuencias de la exportación de ovino vivo
Anice ha expresado su inquietud sobre las repercusiones que esta decisión puede tener en la cadena de valor del sector cárnico. Históricamente, la exportación de animales vivos a Argelia había sido considerada una «frontera sanitaria infranqueable» por el Gobierno de España, debido a los riesgos sanitarios que pueden surgir de los portes de retorno desde países con alta presencia de enfermedades animales. Con el desabastecimiento actual, esta medida parece ser una solución rápida, pero con múltiples efectos adversos.
Giuseppe Aloisio, director general de Anice, subraya que esta situación no solo afecta a los productores, sino que también puede alterar toda la dinámica del mercado. La competitividad del sector se ve amenazada, y la proyección internacional de la Marca España podría sufrir un revés significativo. En un momento en que las cotizaciones del ovino están en máximos históricos, permitir la exportación de animales vivos se traduce en un riesgo palpable para todos los eslabones que generan valor añadido en la cadena cárnica.
El papel de Argelia en el comercio cárnico español
Argelia no es un mercado cualquiera; ocupa el tercer puesto a nivel global en volumen y el segundo en valor en lo que respecta a la exportación de carne y despojos de ovino. Desde 2019, este país ha mostrado un crecimiento significativo en las importaciones de carne y despojo de vacuno español, con un incremento superior al 116% en valor. Pero, con este crecimiento también vienen desafíos. La entrada de nuevos competidores y el aumento de la especulación en el comercio de animales vivos pueden alterar el equilibrio del mercado.
La preocupación de Anice se centra en que esta decisión podría desplazar la actividad hacia un modelo de negocio menos sostenible, donde la salud y el bienestar animal se ven comprometidos. En un contexto donde la demanda de carne de calidad es alta, ¿es realmente necesario recurrir a la exportación de animales vivos en lugar de potenciar la producción interna y asegurar la calidad de nuestros productos?
Un futuro incierto para la industria cárnica
A medida que se implementa esta medida, el sector cárnico español se enfrenta a un futuro incierto. La posibilidad de que esta decisión afecte la cadena de suministro y la calidad de los productos cárnicos es un tema de debate crucial. La industria no solo depende de la cantidad de animales disponibles, sino también de la calidad y la reputación que ha construido a lo largo de los años.
La situación exige una reflexión profunda sobre las políticas de exportación y su impacto en la salud del mercado nacional. En un momento donde la responsabilidad social y el bienestar animal son más relevantes que nunca, es fundamental que todos los actores involucrados en la cadena de producción y distribución trabajen juntos para encontrar soluciones que beneficien al sector y a los consumidores. ¿Estamos listos para asumir ese reto? La respuesta podría definir el rumbo de nuestra industria cárnica en los años venideros.